El propósito de la vida es encontrar la felicidad. El problema es que la mayoría de las personas busca esa felicidad en valores materiales: dinero, poder, estatus, entre otros.

Eso te puede dar una alegría momentánea y superficial, pero de ninguna manera una verdadera sensación de bienestar.

Tenemos que enfocarnos en nuestros valores internos, aquellos pilares que constituyen la base de nuestra vida y conducen la forma en la que nos relacionamos con los demás, sólo de esa manera encontraremos paz y por ende felicidad.

Si partimos de la idea de que la mayor parte de nuestro sufrimiento es ocasionado por nuestra mente, por lógica también deberíamos tener la habilidad de crear felicidad. Eso depende de nuestra actitud, nuestras perspectivas, y nuestras relaciones con los demás.

Dejar de centrarte en ti y mirar al otro

El hecho de pensar que somos el centro del mundo (pensamiento egocentrista) es la mayor fuente del sufrimiento.

Por el contrario, sentir una genuina preocupación por el bienestar de los demás es la verdadera fuente de la felicidad.

Cuando estamos dispuestos a dejar atrás nuestra obsesión por nuestras penas y sufrimientos, estaremos más disponibles para los demás.

Una vez que damos ese paso, comenzaremos a despertar otras emociones agradables en nosotros como la compasión, la ternura y la alegría, lo cual hará que tengamos una mirada más positiva y bondadosa de nuestra vida.

Mirar las cosas con perspectiva

Para cada evento de la vida, hay diferentes ángulos, cuando miramos el mismo evento, desde una perspectiva mas amplia, nuestro sentimiento de preocupación y ansiedad se reduce y sentimos más alegría.

Esa mayor perspectiva nos permite ver no solo lo que perdemos, sino también lo que ganamos.

Nosotros tendemos a ver parte del cuadro y no el cuadro completo. Ese es un grave error porque cuando vemos parte del cuadro nos sobreviene la ansiedad y el estrés, y consecuentemente la imposibilidad de ver nuevas oportunidades.

Por ello, tener una perspectiva amplia nos permite analizar muy bien la situación desde todos los flancos y tener mayor serenidad en nuestra vida.

También es importante considerar las cosas con perspectiva a lo largo del tiempo. Algo que me ayuda cuando tengo una situación que me preocupa es pensar si de acá a 2, 3 o 4 años aquello seguirá siendo un problema para mí. El 100% de las veces la respuesta es No.

Entonces, siendo así, no vale la pena invertir mucho tiempo en pensamiento obsesivos.

Te propongo un ejercicio: Toma una situación adversa que te haya sucedido en el pasado y considera todas las cosas buenas que salieron de eso. ¡De seguro encontrarás más de una!

Los tres valores fundamentales que se deben cultivar para ser feliz

Gratitud

Todos los días al despertarte piensa lo afortunado/a que eres por estar vivo/a y por cada bendición que recibes. Por ejemplo, tener una casa que te permita abrigarte del frío, poder bañarte con agua caliente, saborear tu comida favorita, ver ese atardecer tan hermoso que se planta frente a ti cada día, entre otros.  

Se trata simplemente de ser consciente de todas las bendiciones que recibes (personas o cosas) a lo largo del día.

Ejercicio de Gratitud: Antes de acostarte, reflexiona sobre 3 cosas o personas por las cuales quisieras agradecer y anótalas en tu diario, de esta forma lo tendrás siempre presente. Trata de que cada día sean bendiciones diferentes.

Generosidad

Un acto de bondad hace que el alma vuelva a la vida

-San Maximiliano-

Es increíble cuanta alegría nos causa hacer feliz al otro. De ahí que surja la frase: “Es en el dar que nosotros recibimos”.

El significado de generosidad no sólo hace referencia a compartir cosas materiales, sino también a ofrecer ayuda a las personas que lo puedan necesitar.

Eso hace que nuestra vida sea alegre y tenga un sentido especial. No se trata de tener dinero o estatus, se trata de nuestra actitud, y de lo que podemos hacer por el otro.

Ejercicio de Generosidad: Proponte realizar un acto de bondad hacia otra persona al menos una vez al día, puede ser algo tan sencillo como dar los buenos días con una gran sonrisa a la persona que va a subirse contigo al ascensor, visitar a un ser querido que veas poco, escuchar a alguien que necesite hablar o tomarte unos minutos para orientar a una persona, aunque estés de prisa. Verás que esa energía bonita se va a replicar durante todo tu día.

Perdón

El perdón es liberarnos del pasado y darle un nuevo sentido a nuestro presente y a nuestro futuro.

El perdón debe ser genuino y verdadero si queremos que realmente surta efecto y nos ayude a sanar.

Es importante tener presente que perdonar no significa olvidar o permitir que el daño se repita, sino recordar sin dolor y, de esta manera, seguir adelante teniendo el control de nuestros sentimientos y de nuestra felicidad.

Ejercicio del Perdón:

1. Cuenta tu historia a algún amigo de confianza. Contar tu historia, nombrando el hecho hiriente y las emociones que aparecieron, te permite integrar los recuerdos en tu consciencia y reaccionar de una forma más serena ante dicho evento.
2. Dar el perdón: Piensa que tú también has sido amado/a y perdonado/a muchas veces. Esto ayuda a liberar la carga de enojo que sientes hacia ti y luego lo reproduces hacia los demás. Ten en cuenta que ningún sentimiento viene de afuera, sino de ti mismo/a.
   Todo lo que das vuelve.
3. Renovar la relación. Aquí debes de tomar una importante decisión: si deseas renovar la relación o elijes liberarla. Si el trauma ha sido significativo, no hay vuelta a atrás en una relación, pero puedes liberarla deseando lo mejor para la persona que te hirió y siendo consciente de que somos seres humanos imperfectos y que siempre tenemos la oportunidad de mejorar y ser nuestra mejor versión.

Ser feliz depende únicamente de nosotros y de nuestra capacidad de dar amor y hacer cosas valiosas por los demás.

Absolutamente todos en algún momento de nuestra vida pasamos por alguna situación adversa, lo importante en ese momento es ver las cosas con perspectiva amplia, viendo oportunidades de crecimiento y de aprendizaje en cada esquina y siendo consciente que todo pasa, todo cambia, la vida está en constante movimiento y que el sufrimiento es temporal.

Asimismo, practicar a diario los valores de gratitud, generosidad y perdón nos ayudará a cultivar una felicidad genuina y duradera.

¿Te animas a poner en práctica dichos valores?

Un abrazo,

Ingrid Del Aguila
Life Coach