Hola, soy Ingrid Del Aguila y me encantaría ser tu Coach de Vida, déjame decirte por qué…
Durante muchos años de mi vida sentía que sobrevivía y no vivía. Me sentía vacía, sin propósito claro, solía quejarme de lo incómodo de la vida. La carrera que elegí (Derecho) no me apasionaba. Además, tenía poca paciencia, altas dosis de autoexigencia y me dejaba llevar por las opiniones de los demás. Todo esto no me dejaba ser feliz ni mucho menos vivir en paz.
Hasta que llegó el 2017, año en el que decidí llevar un proceso de coaching. Necesitaba cambiar mi vida y así fue. El coaching me ayudó a superar algunos bloqueos mentales y me dio el impulso para construir la vida que siempre imaginé.
Ese mismo año tomé otra decisión. Me empujé a salir de mi zona de confort y dejé de ejercer como abogada para formarme como Coach Profesional y vivir de mi pasión.
¡Todo iba bien!
Estaba dando los primeros pasos hacia una vida equilibrada, con la cual me sentía satisfecha y feliz.
Estaba dando los primeros pasos hacia una vida equilibrada, con la cual me sentía satisfecha y feliz.
Aunque, sin intuirlo, todo este proceso transformador me allanaba el camino para lo que venía…
El 1 de diciembre del 2020, con 32 años, me diagnosticaron cáncer de mama metastásico (estadio IV). Las lesiones metastásicas se localizaron en el pulmón y el hígado.
¡Terremoto emocional!
Todas lo pasamos.
Todas lo pasamos.
Tuve mi proceso de asimilación. Estuve acompañada del amor de mi esposo y de mi familia, el apoyo incondicional de mis amigos y sobre todo de mi fe.
Estando en esta situación me di cuenta que tenía dos opciones: derrumbarme y sumirme en la desesperación y la tristeza o sobreponerme y salir fortalecida. Escogí sin duda esta última opción.
Me propuse llevar este proceso con una actitud positiva.
Desde el diagnóstico hasta mayo del 2021 recibí 6 quimioterapias rojas, con la dosis más severa debido a lo avanzado de mi cáncer. Los efectos secundarios no tardaron en aparecer; se me cayó el cabello, bajé 5 kilos, tuve molestias gastrointestinales y fatiga la mayor parte del tiempo.
En el mes de mayo de ese mismo año, me tocaba hacerme mis tomografías para saber si el tratamiento estaba funcionando en mi cuerpo.
Siendo las 15:00 horas del día 13 de mayo, día de la Virgen de Fátima, el oncólogo con los resultados en mano me dijo que ya no tenía metástasis. ¡Mi cuerpo estaba respondiendo al tratamiento estupendamente! Sin duda, el milagro de mi vida. La gratitud, la felicidad y el alivio me invadieron esperanzadoramente.
En junio me hicieron una mastectomía radical unilateral para sacar los restos, no tumorales, que quedaban en mi seno y, al mismo tiempo, me extirparon los ovarios, debido a que mi tumor era hormonodependiente.
Actualmente, vengo recibiendo terapia biológica, de mantenimiento cada 21 días, con la confianza y esperanza de que Dios me está sanando completamente…
Existen situaciones que no podemos controlar, por ejemplo, el hecho de tener cáncer.
Sin embargo, lo que sí podemos controlar, es la actitud que tenemos frente a la adversidad, y eso en definitiva marca la diferencia.
Este viene siendo el viaje de mi vida, estoy muy contenta de haber dado cada paso y orgullosa de que cada logro alcanzado.
No pretendo ser una experta en la vida, sin embargo, sí soy una experta en superar obstáculos.
Y puedo ayudarte a construir la vida que imaginaste. Estoy convencida que la motivación y la confianza pueden ayudarte a ganar el control sobre tu vida.
¿Estás lista para dar el primer paso?
Algunos maravillosos aprendizajes que me regaló el coaching y tener una actitud positiva:
Practicar la gratitud, y en ese camino, la vida me devolvía más cosas por las cuales agradecer.
Reconectar con mi esencia y mi fuerza interior.
Encontrar mi propósito de vida, que es ayudar a las mujeres a redescubrir y potenciar sus recursos internos para que puedan superar cualquier tipo de adversidad con resiliencia.
Ser consciente y hacerme cargo de los conflictos emocionales que me impedían vivir plenamente y comenzar a sanar desde ese lugar.
Soltar el control y vivir en incertidumbre, y abrirme paso al asombro y a la belleza de la vida.
Cultivar mi fe, que me ha ayudado a vivir con serenidad y aceptación los momentos más difíciles en este proceso.
Si estás acá es porque estás necesitando ayuda.